Parece una pregunta simple, quizás la más
simple, sin embargo es probablemente la pregunta más desconcertante, profunda y
difícil que nos podamos hacer.
Es desconcertante porque a lo largo de
todas las respuestas y definiciones que damos de nosotros mismos luego siempre
quedamos insatisfechos, siempre hay algo más.
Es profunda porque desde el origen del
pensar del ser humano, nos hemos hecho esta pregunta y ha sido motivo de
nuestras reflexiones, conocer la conciencia que habita este cuerpo y que vive
en esta historia.
Es difícil porque tiene miles de
respuestas, sentimos que es una pregunta relevante pero algo en nosotros
rechaza pensarla y se quiere distanciar de la respuesta que todos anhelamos. Es
tan básica que incomoda no tener una respuesta clara.
Muchas preguntas se asustan de la pregunta
y la dejan de lado porque es una preocupación demasiado abstracta.
Cuando nos detenemos a pensarla
profundamente nos damos cuenta de lo compleja e intrigante que es. Empezar a
preguntarnos ¿quién o que soy yo? Nos puede producir entusiasmo y emoción ya
que es una puerta que abrimos a nuestro interior y cuando lo hacemos
descubrimos mucho sobre quién somos: con que nos identificamos, de dónde
venimos, que limitaciones nos auto-ponemos etc.
Por lo que esta es sin duda una de las
grandes preguntas que se ha hecho la filosofía a lo largo de su historia. Desde
el comienzo de la humanidad los hombres han tratado de averiguar qué tipo de
cosa eran ellos y qué lugar ocupaban en el universo. Por lo que sin duda se
trata de una pregunta ética.
-¿Es el hombre un ser natural?
-¿Presenta alguna diferencia respecto a los
animales? O ¿somos iguales?
- ¿De dónde procedemos?
-¿Carecemos de alma?
Partimos de la idea de que el hombre es una
ser natural, material, regido por las mismas leyes de la naturaleza que rigen
todas las demás cosas, no hay nada en nosotros que no pueda explicarse desde
una perspectiva natural. Hobbes era un filósofo inglés que nos ofreció la
siguiente opinión: (sin aceptar nada que no pudiera demostrar con hechos, por
lo que estaba completamente descartada la existencia de ningún tipo de
sustancia espiritual) considerando que todo lo que ocurre se puede explicar
mediante materia y movimiento, esta concepción que nos ofrece la aplica también
el ser humano, aunque la conducta que lleve el hombre, nos parezca libre y
espontánea, también es mecánica, según él, el comportamiento que tenemos no es
más que la propia respuesta a estímulos que captamos del exterior mediantes los
órganos sensoriales, pero una respuesta mecánica. Por lo que se puede
considerar que el hombre es una especie de autómata complejo formando por
mecanismos naturales y las conductas viene dadas por las leyes naturales.
“Somos animales como cualquier otro
animal”. Esto ya lo había insinuado Hobbes y Lametrie lo había afirmado. Esto
viene a partir de una teoría de s. XIX que tuvo gran importancia tanto en la
ciencia como en la filosofía, es la teoría del evolucionismo. La cual defiende
que todos los seres vivos existentes hasta hoy provienen de otros que no
fueron creados como ahora existen, sino
que provienen de otros seres más simples que han ido evolucionando hasta forma
los de ahora.
Es aquí cuando ya no hay apenas espacio
para considerar al hombre como algo especial, superior, distintos al resto de
animales, con alma de la cual el resto carece.
Esta teoría evolucionista tuvo pruebas
aportadas por Lamarck y Darwin que la
demostraban.
Lamarck fue el primero que ofreció una
teoría evolucionista aunque en algunos aspectos era errónea.
Darwin se basaba en la selección natural
para explicar la teoría evolucionista. Al igual que Lamarck, Darwin defiende
una teoría evolucionista que todos los animales (en los que está incluido el
ser humano) hemos evolucionado a partir de otros. Pero Darwin lo explica
mediante un proceso diferente:
·Primero: generación tras generación aparece
la variabilidad (variaciones entre individuos de una misma especie) la cual se
produce al azar.
·
Segundo: lucha por la supervivencia, es decir, hay competencia vital entre unos
individuos y ofrece mayores posibilidades de supervivencia al que posee una
combinación de caracteres más idónea para el entorno.
·Tercero: Selección natural, es decir, el
proceso mediante el cual los mejor adaptados sobreviven.
Tomemos como ejemplo la evolución de las
jirafas:
En un principio existiría una población de
antílopes de cuello y patas de longitud normal. Algunos de ellos que tenían el
cuello y las patas algo más larga, podían alimentarse de árboles más altos, lo
que les ayudaría a vivir mejor en épocas de sequía. Según la selección natural,
permitió a los mejores adaptados a
reproducirse (los más altos) por lo que entre los descendientes abundarían los
más altos y a su vez la selección natural actuaría de nuevo favoreciendo a los
altos. Al cabo de años los animales resultantes eran altos como las jirafas de
hoy en día debido a que los más bajos habrían muerto de hambre.
Para finalizar con la teoría evolucionista
hay que señalar el origen de la variabilidad, que es genético, ya que el
material genético se recombina en cada generación dando puedes ser ventajosas para el ser vivo o por
el contrario pueden producirles desventaja.
El evolucionismo tiene como
resultado que somos un animal más, carecemos de alma, somos mortales y no somos
libres pero hay un punto que el evolucionismo aun no es capaz de explicar para
llegar a estar completo, la inteligencia, como los seres humanos hemos
desarrollado esa capacidad y cómo podemos elegir entre varias opciones pudiendo
soportar lo que nuestros instintos nos llevarían a hacer, no como el resto de animales que se guían por
estos.
Correcta entrada Alba. No es demasiado original, pero no hay errores y lo mejor: la estructura, las partes de la disertación, están perfectamente marcadas.
ResponderEliminarSaludos